ANDRÉS VIZCARRA A UN MES DE LA PARTIDA DE ALBERTO
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ALBERTO TAPIA nuestro gran barítono y amigo
Alberto Guillermo Tapia Auza, el nombre completo de nuestro recordado por
siempre "Beto" nació en la provincia...
martes, 6 de diciembre de 2022
Pilar Zúñiga: saludo a la Promoción Bodas de Oro 1971
Asociación de Titulados y Egresados del Conservatorio Nacional de Música
Lima, 22 de noviembre de 2022
Estimados compañeros y colegas músicos:
en representación de la Asociación de Titulados y Egresados del Conservatorio Nacional de Música, permítanme expresar mi más sincera felicitación a los músicos de la promoción "Inés Spiers de De la Puente", conformada por los distinguidos egresados de la Escuela Normal Superior de Música del Conservatorio Nacional de Música del año 1971, quienes cumplieran sus Bodas de Oro Profesionales el año pasado.
Es con gran alegría que les dirijo estas palabras al celebrarse las Bodas de Oro de vuestro egreso como docentes de música, programada especialmente para el 22 de noviembre, Día de Santa Cecilia, Patrona de los Músicos. Sabemos que en esta fecha tan digna de resaltar para nosotros los músicos, se instalará una placa conmemorativa de la promoción en la Sede Histórica de nuestro Conservatorio (Emancipación 180), incluyendo los nombres de todos los profesores egresados que la integran, y de los maestros que los formaron, para dejar constancia de un momento decisivo en la historia del Conservatorio, en la historia de sus vidas y en la historia de las vidas de quienes llegaron a sus manos para ser sus alumnos.
Es motivo de gran satisfacción y orgullo constatar que la carrera profesional de cada uno de los integrantes de la promoción ha sido de una destacada trayectoria artística y formativa dentro de nuestra sociedad y fuera de ella. La valiosa contribución de ustedes como maestros y artistas ha extendido su enriquecedora labor formando nuevas generaciones de músicos: compositores, intérpretes, directores, investigadores y más maestros.
Aplaudimos a esta distinguida agrupación de profesionales de la música, titulados en el Conservatorio Nacional de Música, la promoción “Inés Spiers de De la Puente” y hacemos votos para que prosiga su generosa labor en favor de nuestra sociedad.
Mi cariño, el de siempre,
Pilar Zúñiga
Por el Consejo Directivo de la Asociación de Egresados y
Titulados del Conservatorio Nacional de Música
50 años de la Promoción 1971 de la Normal del Conservatorio Nacional de Música
50 años de la Promoción 1971 de la Sección Normal.
Mag. Aurelio Tello Malpartida
Corría el año XXII de la fundación del Conservatorio Nacional de Música y ese 1968 se
había dado inicio a un proyecto –la Sección Normal– con el que se pretendía resolver la
carencia de maestros que se ocuparan de la educación musical en los centros educativos
del país. Se redactó un plan de estudios que en cuatro años entregaría a la sociedad
profesores formados para llevar adelante, con los niños y los jóvenes de las escuelas, el
proceso de enseñanza-aprendizaje de la música.
En el verano de 1969, compré en un quiosco de periódicos una revista –Cultura musical
se llamaba y su director-editor era nuestro compañero Raúl López Guzmán– que contenía
el anuncio a la segunda convocatoria para postulantes a seguir la carrera de educación
musical en el Conservatorio Nacional de Música. Y sin saber qué sucedería en el futuro,
resolví mis problemas vocacionales presentándome al examen de admisión. No sé si todos
mis compañeros vieron ese aviso y no recuerdo cuántos afrontamos esa prueba, pero 19
de nosotros fuimos admitidos en la Sección Normal del CNM con la mira de llegar a ser
profesores de música. Conocimos, entonces, a los que formaban la primera camada de
ingresantes, los que habían empezado su carrera en 1968, que con gestos de amistad y
solidaridad nos recibieron en las instalaciones del hoy desaparecido Colegio Santa Ana,
en el distrito de San Miguel, adonde se habían habilitado los espacios necesarios para los
futuros maestros, mientras el histórico local de Minería 180 era recortado por el progreso
para dar paso a la naciente avenida Emancipación.
Creo que cada uno de los que pisamos las aulas conservatorianas en 1968 y 1969
habíamos tomado una de las dos decisiones cruciales de la vida: la de elegir una profesión.
La otra es la de elegir con quien comparte uno su vida, pero no es de eso que hablaré aquí.
Los nuevos vientos que soplaban en esos tiempos en el país, anunciaron pronto cambios
sensibles. El gobierno militar de entonces impulsó una reforma educativa que, entre otras
cosas, cambió las estructuras de la educación que brindaba el Conservatorio. El
compositor Carlos Sánchez Málaga dejó la dirección de la institución a finales de 1969 y
al iniciarse el nuevo año, las riendas de esta casa de estudios las tomó el compositor José
Malsio. Entonces se nos comunicó que las áreas de formación pedagógica de todas las
escuelas de arte del país, el Conservatorio Nacional de Música entre ellas, desaparecerían
y que los que no concluyeran sus estudios en 1971, ya no tendrían la opción de titularse.
Los años 1970 y 1971 se convirtieron en unos de intenso trajín. Un grupo de estudiantes
del Conservatorio que seguían una carrera de Educación Musical diferente a la nuestra,
fueron incorporados a la Sección Normal y con ellos, los grupos que habíamos ingresado
en 1968 y1969 fuimos reunidos en uno solo. Todos vimos llegar 1971 como un momento
arduo y difícil: teníamos clases de 7 de la mañana a 2 de la tarde y con escaso respiro
entre curso y curso; había que cumplir por las tardes con las prácticas docentes y por las
noches darle cauce a los trabajos de tesis. Cuantas tazas de café y cuantos cigarrillos se
amontonaron en nuestras mesas, mientras hacíamos las tareas que nos dejaban los
maestros.
Lo que nunca estuvo ausente fue el regocijo de estar en las clases, de cantar en el coro
que formamos entre compañeros, de hacer trabajos de grupo, de conversar con los
profesores más allá de las horas de clase. Empezamos a descubrir las razones de la teoría
y la lectura en las clases de Humberto Arteta y lo seguimos con ese ángel hecho mujer
que fue doña Inés Spiers de De la Puente –con cuyo nombre hemos bautizado a nuestra
promoción–, que no sólo nos dio su sabiduría, sino su amor, su profesionalismo y su don
de gentes, nuestra “mamita Inés”; descubrimos la magia de la audición y la escucha
analítica en las agudas e inteligentes sesiones de Apreciación Musical del doctor Isaías
Helffgot o del maestro Alonso Acosta; aprendimos a manejar nuestra voz con las
profesoras Nelly Suárez de Velit y Elsa Whitembury, a la que cariñosamente llamábamos
“mama Elsa”; unos con el piano, otros con el acordeón, trabajaron en las clases del
maestro Rafael Prieto; entendimos los procesos históricos de la música en las siempre
cultas sesiones del doctor Rafael Junchaya –quien además nos abrió un universo de
conocimientos con sus lecciones de psicología– o del siempre venerado maestro de
maestros Enrique Iturriaga, todo el tiempo con el humor a flor de piel; los pormenores de
la Historia del Arte y de la Literatura los vimos en una especie de conferencias que solían
darlas los doctores Enrique Farfán y Rosita Pérez; el arte y la ciencia de la armonía y del
contrapunto los recibimos de la siempre sorprendente sapiencia del compositor Edgar
Valcárcel, uno de los más grandes músicos que ha dado nuestro país; la aproximación al
mundo coral la guió en las tempranas horas de la Sección Normal el maestro Armando
Sánchez Málaga; una maestra múltiple, empática, Haydée Quispe, nos llevó de la mano
por los caminos específicos de la sociología, la psicología y la metodología de la
educación; y al empezar el último año, ese 1971 que ahora evocamos, tan denso, tan
difícil, tan exigente, tuvimos con nosotros la generosidad y la bonhomía del maestro
Antonio Guimoye del Rosario, que asumió el reto de asesorar las tesis de los 50
graduandos que integramos esta promoción.
Cómo no evocar con cariño y profunda gratitud a estos brillantes músicos que nos tomaron en sus manos para hacernos profesionales, que despertaron en nosotros una inagotable curiosidad por saber y aprender más y mejor y nos contagiaron su amor a la música, y a la cultura, y más aún, nos regalaron su amistad.
No por citarlo al último es menos importante: don Carlos Sánchez Málaga, a cuya visión de futuro se debió el paso de Academia Nacional de Música a Conservatorio Nacional en 1946, fue el impulsor de esta Sección Normal de la que hace 50 años egresó este generación de profesores, muchos de los cuales ejercieron dedicadamente la docencia por largos años.
El 11 de diciembre de 1971 dimos nuestro concierto de terminación de estudios. Ese día,
cantó el coro dirigido por la mamita Inés, presentamos las bandas rítmicas que habíamos
preparado en diversos grupos, tocamos a solo o a dúo, y pusimos en acción todos los
verbos del afecto: cantamos, reímos, nos abrazamos, lloramos, y no nos dijimos adiós,
sino que, como en la “Canción de la despedida”, sólo dejamos correr un “hasta luego” sin
pensar que 50 años –se dice rápido, pero es toda una vida–, 50 años más tarde nos
volveríamos a encontrar para traer a la memoria algunos de los años más felices de
nuestras vidas. Le pedimos a Enrique Iturriaga unas palabras y esas, dichas con la
sencillez con la que el querido maestro solía expresarse, fueron: “se gradúan de
estudiantes, porque el aprendizaje de la música nunca concluye”. Salimos, pues, al
Conservatorio abierto de la vida, a seguir aprendiendo, a recorrer nuevos caminos, a abrir
brecha, a emprender otros retos y desafíos, a generar espacios y escenarios donde volcar
o cultivar aquello que habíamos aprendido, a compartir la música con nuevas
generaciones.
Evoco con afecto a quienes ese 11 de diciembre de 1971 egresaron de esta casa, nuestra
alma mater, hoy Universidad Nacional de Música. Unos siguen, amorosamente, al pie
del arpa; otros, ya cumplida la tarea, viven los años del descanso; hay quienes dejaron el
país buscando otros horizontes que los que podían vislumbrar en el suyo propio; traemos
a la memoria el recuerdo de aquellos que emprendieron el viaje sin retorno. Menciono los
nombres de mis compañeros para que entre nosotros, los que sobrevivimos, nos
recordemos y nos tengamos presentes, para que no le demos lugar al olvido y a la
desmemoria, para que merecidamente vivamos en la historia de esta institución que un
día fue nuestra casa:
Álvarez Moreno, Carlos;
Andrade Huamanrimachi, Hermelinda;
Astonitas Guanilo, Sara +;
Becerra Ortega, María Elena;
Berastaín Espinoza, María del Carmen;
Bermúdez Martínez, Jorge Hugo;
Bustamante Vidal, María Luisa;
Cachay Díaz, Elina Morayma+;
Calderón, Marco +;
Carbajal Isla, Nicanor Niceto+;
Castro Aguilar, Augusto;
Castro Balbi, Jesús Oscar;
Centeno Rivera, Luis Edgardo;
Chávez Santa María, Rolando;
Croce León, Rolando; Espinosa, Silvio+;
Flores Valcárcel, José;
Frías Vento, René Bernarda +;
García Naranjo Morales, Aída del Carmen;
González Castro, Ana+;
Guerra Orihuela, Irene;
Guerrero Bisbal, Jeannette;
Heinrich Del Valle Fernández, Aurora Elida Rosa;
Huamaní Ruiz, Mercedes Julia;
Li Wong, Sonia;
López Guzmán,Raúl;
Martínez García, Silvia María;
Mazzini Armas, José Crishna;
Meza Marotta, Peggy;
Miranda Medina, Eduardo;
Müller García, Bárbara Amneris;
Mundargo Luna, María;
Palomino Ludeña, Héctor+;
Patiño Castillo, Doris Alicia;
Pimentel Pinello, Diana María;
Poggio Tessitore,Graziella +;
Portocarrero Ramos, Martina Leonila+;
Rebaza Vigo, Zoraida;
Ruiz Caro, Yolanda+;
Sáenz Castro, Lastenia +;
Salazar Suárez, Alida Cecilia;
Schiaffino Alvarado, Gino Aldo+;
Sialer Tirado, Bertha Margarita;
Tello Malpartida, Aurelio Efraín;
Tello Balarezo, María Silvia +;
Vázquez Carrión, Gonzalo;
Victorio Goñi, Sebastián Constantino +;
Vivanco Guerra, Alejandro +;
Vizcarra Martínez, Emilio Andrés; y
Wong Saavedra, Alfonso +.
A nombre de mis compañeros agradezco a la Universidad Nacional de Música, a sus
directivos: maestra Lidia Hung Wong, presidenta de la CO de la UNM, maestro Claudio
Panta, VP Académico de la CO de la UNM, maestro Diego Puertas, VP de Investigación
de la CO de la UNM, y a las diferentes instancias de la Universidad (Imagen, PAMRES,
DITEC) haber hecho posible la instalación de esta placa que recordará por largos años,
por largo tiempo, a los muchachos de la Sección Normal del Conservatorio Nacional de
Música al conmemorarse las Bodas de Oro de nuestro egreso.
Aurelio Tello y Bertha Sialer de Mansilla
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